· La levadura nutricional es considerada un protector hepático útil en presencia de arteriosclerosis, diabetes, tumores, dificultades digestivas, problemas nerviosos, estreñimiento, anemia y leucemia, así como también como tónico general.
Mejora la apariencia de la piel, la síntesis intestinal de vitaminas y el equilibrio de la flora intestinal.
· Tiene una gran riqueza del grupo de vitaminas B. Posee, por ejemplo, 34 veces más B1 que la avena y las nueces. También es rica en B2, B4, B5, B6, B12 (vitamina clave para vegetarianos), PP, H, inositol, colina, PABA y ácido fólico.
· Contiene magnesio, calcio, zinc, hierro, cobre, cromo y selenio. Dado que no es un alimento y se consume a nivel de pocos gramos diarios, la levadura resulta importante por su aporte en oligoelementos o minerales traza, carentes en alimentos refinados y procesados.
· Aporta en cantidad significativa aquellos aminoácidos esenciales (es decir que no los puede sintetizar el organismo y por ende deben provenir de nuestros alimentos). También aporta glutatión, que resulta clave para la desintoxicación hepática, la neutralización de venenos y la eliminación de desechos de células tumorales.